Muchas veces tuve miedo al llegar a casa. De noche, más aún.
Sola, en la oscuridad de la calle… ¡Uff ya siento escalofríos de solo pensarlo!
La peor vez fue hace unos 10 años.
Porque sí que estuvo cerca.
Era pleno invierno.
Había bajado del colectivo y caminaba hacia casa. Empezaba a oscurecer y no había nadie a la vista. Por las dudas me apuré. La paranoia ¿viste?
Pero de pronto pasó lo inevitable.
Alguien vio la oportunidad, y me empezó a seguir. Cada dos pasos giraba y lo veía venir cada vez más cerca.
Me miraba fijo y su mirada hablaba por él. Por las dudas crucé a la vereda de enfrente, pero él también cruzó.
Ya no había dudas. Empecé a correr, ¡no veía otra salida!
Y cuando llegué a la puerta de mi casa, adiviná
No encontraba las llaves. ¡Las malditas llaves! Grité para llamar la atención de algún vecino, pero nadie se asomó.
Revolví la cartera y no estaban.
¡Quería entrar! ¡Necesitaba entrar!
Revolví, volví a buscar, y las encontré. En un milagroso segundo alcancé a introducir la llave en la cerradura, y cerrar la puerta de casa justo cuando él empujaba para entrar.
Lo cuento y se me acelera el corazón. Porque no sé qué hubiera pasado.
Y lloré. Bastante. Aún recuerdo su cara.
Tanto lloré que practiqué y personalicé prendas y carteras para que nunca me volviera a pasar. Me pasarían otras cosas.
Pero no volvería a llegar a casa sin tener las llaves en la mano.
No hay mal que por bien no venga
Mi esposo dice que en realidad tratamos de darle un sentido positivo a las cosas malas que nos pasan. Para que duelan menos.
Y por eso, decidí sumar mi grano de arena.
En mis carteras siempre voy a recomendar el mosquetón/gancho para llaves.
Yo lo prefiero con una tira larga de cuero, para no tener que desenganchar las llaves -ahorrando así varios segundos milagrosos-, y para evitar que se caigan o pierdan en ese proceso.
En Deira usamos un mosquetón de bronce, un material robusto que se usa desde hace más de 5.000 años, el mecanismo nunca se romperá y las llaves jamás se desengancharán.
Si necesitás manejar muchas llaves
Tengo una clienta que manejaba muchísimas llaves: las de su casa, las de su oficina, las de la casa de su madre. Por eso ella me pidió 2 tiras con 2 mosquetones para su cartera.
Y las hicimos.
Así nunca más perdió tiempo buscando sus llaves en el interior de su bolso. Tiempo precioso, tiempo que puede hacer una diferencia grande en su vida o en la tuya.
Bueno, acabás de aprender un método para evitar que te asalten en la puerta de tu casa, usando un detalle de tu cartera.
Yo lo aprendí de una manera poco agradable, pero vos te ahorraste el pico de adrenalina y el mal trago.
Y si querés descubrir más detalles para aprovechar al máximo tu cartera entonces:
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